miércoles, 21 de septiembre de 2011

La canción de los diablos

Yo escuché a los prisioneros por primera vez en 1990, y la primera canción que escuche de ellos, fué Corazones Rojos, quedé enamorado de sus letras políticamente incorrectas y su posición no complaciente, porque todo lo que decían era verdad y la forma en que lo decían era la forma en que se debe decir la verdad, desde abajo y dicha por los de abajo, por nosotros los feos, los deformes, los diablos de la historia, a los que nos enseñan que hay una forma de vivir hermosa y perfecta, a la cual no pertenecemos pero debemos admirar, imitar y respetar, porque los dioses de este mundo saben tanto, que pueden inclusive decirnos como sentir, y qué es o no es arte. 
Ayer leí la noticia de que el disco Pateando Piedras cumplió 25 años, así que me dí unas horitas para escucharlo un par de veces, sobre todo esta canción, que dió sentido a mi vida muy jovencito, y me enseñó que con cierta gente no se compite, solo basta ignorarlos, que defequen en sus letrinas de oro aunque su olor no se lo aguanten ni entre ellos.
Asi que aquí les dejo la canción, ademas de un poema que escribi en honor a Jorge Gonzalez y compañía, salud Prisioneros!!!!!!!!!





Una fealdad exótica
pero no especial
nos  deparó la vida.

Fuimos  amaestrados
como animales de granja
para reproducir esclavos
que sirvieran a la patria.

Nos  enseñaron a leer
para que admiráramos
la inmensidad de sus letras,

a escribir para emular
sus tratados filosóficos
sus cantos y sus poemas .

Nos llenaron de teorías
costosas de practicar
para hacernos  creer
que la vida era compleja.

Teníamos que morir
asaltando sus casas
para justificar el control
por medio de la fuerza.

Drogarnos  en la esquina
para que ellos nos llenaran
de animales armados
que nos vigilaran de cerca.

Deben ser horribles, decían
para enaltecer nuestra hermosura,
ingenuos y estúpidos
para reivindicar nuestra grandeza.

Una fealdad exótica
pero no especial
nos  deparó la vida.

Aprendimos a leer para leernos
a escribir para escribirnos
y en nuestra falta de estilo
hallamos la belleza.

A falta de lienzos
invadimos sus muros
con palabras salvajes
llenas de grandeza.

A fuerza de conjuros
y dulce imperfección
hicimos nueva música
para aturdir sus cabezas.

Que los dioses bailen arriba
ya no nos preocupa a los diablos
la deformidad seguirá creciendo
en este infierno encantado.

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