miércoles, 5 de enero de 2011

Aikido

No se mucho sobre el aikido. Fui hace mucho a un par de clases, me torcí una mano y jamás regresé otra vez.
De lo poco que pude entender en un par de horas que estuve por ahí fue que un samurai te puede rebanar las nalgas con su katana en lo que duras cerrando el ano. Pero lo mas importante: entre mas fuerza traigas para romperle la madre a alguien y peor intención en el daño que vas a hacer, mas jodido estás si el otro es un aikidoka…. (La palabrita ésta, bueno… no sé si existe…aikidoka, como karateka o taikondista, pero me suena.)
Una de las técnicas que mas cautivó mi atención fue que cuando alguien se avalanza sobre tu cuerpo, tu en lugar de rechazarlo le jalas fuerte hacia ti, y como el atacante espera que lo repelas,  al jalarlo su reacción es mas bien frenarse por que le pusiste el mundo alrevéz, justo lo que no esperaba, entonces se desequilibra y ahora si, empújalo y se comerá el suelo….lindo no?
No se porque les cuento esto, será que no tengo nada sobre que escribir.
Si la gente insiste en entrar en tu vida, jálalos con fuerza, si es una chica, preséntale a tu madre y  llévala a la casa de tus tías, invítala al rosario del niño…si venía con malas intenciones, se rajará la madre con fuerza y si no, bueno… pregúntale a un sensei,  que yo no sé que pasa entonces.
Un amigo me dijo un día: si la vida te dá la espalda cogétela por el culo. Pero yo me pregunto, que tanto sabe la vida sobre aikido? Capáz que te arranca hasta los güevos.
Una vez le quité a mi madre una tarjeta de crédito, tenía la urgente necesidad de beber, no por un día, si no por dos o tres. Necesitaba beber todo lo que pudiera porque yo pensaba que así se me quitarían las ganas, que lo que tenía eran ganas acumuladas de beber por todas las veces que el dinero no alcanzaba.
Sabía las consecuencias… después de esto me voy a la puta calle, pensé, y luego lo decidí: a la mierda todo, no necesito casa ni nadie que me joda, si me echan me pudro, pero me quito las ganas de saber lo que es una buena tanda hasta no poder.
Al cabo de dos días la había cagado, con mi madre, con algunos de mis compas mas queridos y conmigo. Ya no era capaz de mantenerme en pie asi que volví a la casa, para devolver la tarjeta y sacar la ropa para ver a donde me metía. Mi madre, en lugar de echarme me dio mas dinero, para que fuera a pagar un curso de mantenimiento de equipo de cómputo, quedé completamente confundido.
No fue en ese día que dejé de beber, pero si fue el día en que decidí que iba a ser mi prioridad hacerlo.
Ella me dio una lección de aikido.

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